Por: Yuris Nórido
Alejo Carpentier es uno de los pilares de la nueva literatura latinoamericana que asombró al mundo a mediados del siglo pasado. Aunque ese concepto de «nuevo» era relativo… y la propia obra de Carpentier lo demuestra. Él honró la extraordinaria tradición de los pueblos de este lado del Atlántico, su historia singularísima; resaltó la cultura pujante de las jóvenes naciones, recreó procesos de mestizajes y diálogos esenciales… y lo volcó todo en un cuerpo literario pródigo, enjundioso, efervescente, barroco por naturaleza y convicción.
Alejo Carpentier es uno de los grandes del llamado boom, aunque algunos pretendan ver en él solo a un precursor. Pero más allá de tendencias, que en definitiva pueden devenir modas, los aportes de este intelectual inmenso son extraordinarios para la cultura cubana, la de un continente y para la lengua toda. Fue un narrador contundente, un estilista, un investigador consciente, un hombre culto, un animador cultural…
La Fundación que lleva su nombre en La Habana ha asumido la gran responsabilidad de promover su obra, y mucho más: descubrir los puentes que tiende hacia muchas áreas de la creación y el pensamiento. Eso sucede con los grandes hombres de las letras: fundan entramados complejos.
Ha sido una buena noticia que la próxima Feria Internacional del Libro, que comenzará el 9 de febrero, destaque la trayectoria de una de las investigadoras más acuciosas de ese legado: la doctora Araceli García Carranza, estudiosa comprometida de Carpentier. Con toda certeza se producirá un interesante acercamiento a muchas de las aristas de ese devenir. Y será la ocasión para una nueva presentación de la que se considera la más completa edición de una de las novelas esenciales de Carpentier: El siglo de las luces, a sesenta años de su publicación.
Justo este 26 de diciembre, la Fundación, que preside otra gran intelectual, la doctora Graziella Pogolotti, rindió tributo al escritor en el Cementerio de Colón. Y en el centro histórico de la capital cubana se inauguró una nueva ruta patrimonial: La Habana de Carpentier. El autor de El reino de este mundo tiene mucho que mostrar a las nuevas generaciones de lectores. Todo lo que se haga para propiciar ese encuentro será poco.
Tomado de Trabajadores